Viajar sola y soledad.
Dos conceptos distintos
Creo (y dime si me equivoco), que cuando le dices a algún amigo o familiar que te vas a viajar sola, lo primero que se preguntan es si estás loca, si no tienes amigos, o si eres un bicho raro. Creen que viajas sola, aislada del mundo, indefensa, sin relacionarte con nadie, en una burbuja.
¡Y es justamente todo lo contrario!
Que viajes sola no significa que estés en soledad. Por supuesto, tendrás momentos que pasarás a solas contigo misma, y que son necesarios para tu desarrollo personal, pero te vas relacionando con las personas que se van cruzando en tu camino. Compartirás historias y aprendizajes. Anécdotas y risas.
Los momentos de soledad plena, son elegidos. Porque te apetece.
Por supuesto, siempre tiene que haber un equilibrio.
¿Qué es la soledad?
La soledad es un sentimiento que percibimos como negativo, que aparece cuando experimentamos la ausencia de compañía.
¿Por qué nos da tanto miedo la soledad?
El concepto de soledad está mal visto en nuestra sociedad, precisamente porque lo enfocamos de manera negativa. Existe la creencia de que es algo dramático. Da miedo y nos crea ansiedad. Pero la soledad es una condición humana, nos acompaña a lo largo de nuestra vida. Puedes estar rodeada de gente, y sentirte sola, ¿no te ha pasado?.
Este miedo a la soledad nos lleva a relacionarnos con personas que no suman en nuestra vida, sino justamente todo lo contrario, nos restan, y lo permitimos simplemente para no enfrentarnos a ese sentimiento que tanta angustia nos causa.
Y aquí empieza la magia:
Quien aprende en soledad a estar en paz con uno mismo, ha encontrado el sentido de la vida. Solo estando en paz contigo misma, puedes ser plenamente feliz. Y no serás feliz al lado de nadie, si tu sola no lo eres.
La mejor manera de ser feliz con alguien es aprender a ser feliz sola
¿Por qué viajar sola?
Una herramienta de desarrollo personal, para aprender a convivir con la soledad y transformar ese sentimiento en uno positivo, es viajar sola.
Viajar sola te enseña que eres capaz de andar sola por el mundo y que no necesitas nada ni nadie para ser feliz. Que esa felicidad está en ti, y no al lado de nadie.
Viajar sola te da más seguridad y confianza en ti misma. Te reafirmas como mujer. Eres capaz de aquello que pensaste que no podías hacer por ti misma. Abre tu mente a otras realidades. Descubres que es lo que quieres en tu vida y que es lo que no (¿si no sabes tú lo que quieres, cómo lo van a saber los demás?).
Viajar sola hace que te relaciones más con locales y abre tu mente a otras culturas, para que desde el conocimiento, aprendas a empatizar con otros y a actuar desde el respeto.
Viajar sola te enseña a confiar más a la gente y a deshacerte de los prejuicios transmitidos en nuestra sociedad. Descubres que hay personas dispuestas a ayudarte ante cualquier situación, independientemente de su religión, raza o creencia política.
Viajar sola te enseña que lo verdaderamente importante son las relaciones humanas, y que nada material te hará plenamente feliz. Llenamos nuestras vidas de cosas materiales, compramos ropa nueva y caprichos cada dos por tres, ¿para qué?, ¿a quién queremos impresionar?. Viajar sola te ayuda a mirar la vida con perspectiva. A relativizar. A valorar todo lo que sí tienes. A agradecer.
Viajar sola te hace libre.
De limitaciones.
De creencias.
De cargas.
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